Colección Flik Flak Tales from the World
¡Bienvenidos a Tales from the World!
¡Pasajer@s a bordo! Empiezan los Cuentos del Mundo
Flik y Flak estaban caminando por el bosque y, de repente, se han topado con un antiguo libro con una misteriosa portada. Lo han abierto y… ¡les ha aparecido un viejo hechicero! Se llama Tempo ¡y estaba preso entre las páginas del libro! Para agradecérselo, Tempo ha decidido que, cada noche al ponerse el sol, leerá un cuento a Flik y Flak. Inspirados en la colección Cuentos del Mundo, estas historias transportarán a los más peques a un universo lleno de criaturas tan extrañas como legendarias: revoltosos duendes, traviesas hadas, unicornios, dragones, ninjas, caballeros… Además, ¡la magia puede aparecer en cualquier lugar! En mares repletos de vikingos, ríos japoneses, el Bosque de las Maravillas, el Lejano Oeste… Así pues, ¿estás listo para acompañar a Flik y Flak en sus increíbles y emocionantes aventuras? ¿Sí? ¡Genial, podemos empezar!
Chang'e, la diosa de la Luna
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Hace mucho, mucho tiempo, diez soles aparecieron en el cielo de China. Su luz era tan fuerte que abrasaba los campos y cosechas. Un día, el arquero Houyi decidió disparar nueve de sus flechas para apagarlos, si bien perdonó a uno de ellos. Como recompensa, una diosa se le apareció y le entregó un elixir de inmortalidad para él y su amada esposa Chang'e. Por desgracia, un ladrón intentó robarle el elixir a Chang’e, pero ella, por no quererlo soltar, se bebió hasta la última gota. De repente, el cuerpo de Chang’e empezó a flotar y subió y subió hasta llegar a la Luna. ¡Pobre Chang'e! ¡Ahora tenía que vivir lejos de todo el mundo! Por suerte, para que se sintiera menos sola, Houyi le dejaba todas las noches sus postres favoritos en la ventana. Y aun así, la verdad es que Chang'e no estaba sola: le hacía compañía el Conejo de Jade, un regalo del Emperador de Jade para que Chang’e estuviera acompañada para toda la eternidad. De hecho, si miras bien, todavía hoy podrás vislumbrar la silueta del conejito de Chang'e entre las sombras de la Luna». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Sasuke, el superninja
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Durante la época del Japón feudal, había un señor que temía ser atacado por sus enemigos. Un día, pidió al famoso ninja Sasuke que emprendiera una misión hacia el castillo de sus oponentes. Sasuke utilizó una cuerda para trepar por un alto balcón de madera y, con mucho sigilo, escapó de la atención de los guardias cual hombre invisible. Una vez en el pasillo, Sasuke se disfrazó de samurái para poder asistir al consejo de guerra. De ese modo, se enteró de que los enemigos de su señor pretendían atacar su castillo al día siguiente. Sin embargo, al salir silenciosamente del consejo para avisarle, a Sasuke se le cayó el pasamontañas negro. «¡Caramba!¡Es un traidor!», gritaron los guerreros enemigos. Sasuke consiguió escapar de ellos por la ventana haciendo volteretas y acrobacias. Por suerte, cayó sobre un riachuelo del que logró salir y se escapó tan rápido como un rayo en mitad de una tormenta». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Mei y el dragón
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Había una vez en la antigua China una madre que vivía con su hija Mei junto al mar. Como eran muy pobres, Mei salía a pescar todos los días, si bien debía obedecer la prohibición de su madre de no mirar en las aguas profundas: la leyenda contaba que albergaban el palacio de un dragón. Mei hizo caso a su madre hasta que cumplió diez años. Ese día, decidió observar su reflejo en el agua ¡y un dragón salió inmediatamente del mar! Mei huyó rápidamente. Al día siguiente, volvió a pescar y el dragón apareció de nuevo. Mei contuvo la respiración. «No tengas miedo», exclamó el dragón. Nada más pronunciar estas palabras, la cesta de Mei se llenó de peces y joyas ¡y el mismo milagro se repitió en los días siguientes! Mei ya no temía más al dragón: era amable y traía buena suerte. ¡Qué afortunada era de tener a un dragón como ese como amigo!». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Los aprendices de ninja
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Érase una vez, en la isla de Honshu, tres hermanos que soñaban con convertirse en guerreros. Se llamaban Kenzo, Kenji y Naoko y no dejaron de entrenar hasta que dominaron habilidades como la astucia, el sigilo y las artes marciales. Cada noche, los tres chicos mostraban sus proezas a su padre, un famoso ninja, con la esperanza de que les diera una misión. Por fin llegó el gran día: ¡alguien había robado las sardinas y las caballas de su almacén! ¿Quién sería el malhechor? Equipados con un traje negro y un pasamontañas, los chicos se escondieron cerca del almacén. De repente, la puerta crujió. Los tres se abalanzaron sobre ella y encendieron su linterna para ver quién había estado asaltando sus provisiones. Fue entonces cuando vieron a Naruta, su gata, robando el pescado para alimentar a sus gatitos. «¡Vaya!», gritaron los tres, decepcionados. Su padre, en cambio, los miró dese la puerta y sintió un gran orgullo por sus valientes aprendices de ninja». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
La boda del kitsune
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Había una vez un niño llamado Ken que vivía en el valle de Kiso, cerca de un bosque de Japón. Ken solía jugar en una casita de madera encaramada en lo alto de un árbol. Desde ahí, pasaba el rato intentado divisar kitsunes —unos zorros con poderes mágicos—, pero nunca alcanzaba a ver ninguno. Un buen día de sol, el cielo azul se ennegreció de repente y empezó a llover. «¡Qué extraño...!», pensó Ken. De inmediato, a lo lejos, cientos de extraños farolillos comenzaron a parpadear. ¿Qué estaba ocurriendo? Con el corazón acelerado, Ken subió a su casa del árbol y presenció un espectáculo mágico: ¡una boda de zorros! Los kitsune, vestidos con kimonos ceremoniales, emergían de la montaña y cruzaban el pueblo con sus colas doradas como si de mil farolillos se tratara. Ken nunca había visto nada tan hermoso. Cuando la procesión se alejó, un hermoso arco iris apareció en el cielo. Ken volvió a su casa con estrellitas en los ojos». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Zashiki-warashi, el espíritu travieso
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Había una vez un hombre feliz llamado Haruki. Era dueño de una posada cerca de Tokio, y le iba bien. Haruki debía su buena suerte al pequeño espíritu que habitaba en su casa, un duendecillo al que quería como a su propio hijo. Sin embargo, el espíritu era muy travieso. Un día, Haruki, cansado de sus travesuras, le gritó con rabia. El espíritu se enfadó mucho y abandonó la posada de inmediato. Al día siguiente, los cultivos de arroz de Haruki fueron destruidos completamente por una lluvia de granizo. Más tarde, una plaga de langostas invadió su casa. Finalmente, los huéspedes de la posada huyeron y Haruki se arruinó. ¡Tenía que volver a encontrar al espíritu! Haruki buscó y buscó en los campos de los alrededores y finalmente dio con él: estaba escondido en el fondo de un barril, refunfuñando. Haruki entonces se disculpó por haberse enfadado tanto y el espíritu prometió volver a la posada y portarse mejor. Desde entonces, la posada de Haruki vuelve a estar llena de huéspedes... que a veces se encuentran con un pequeño espíritu jugando sobre un tatami». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
El ladrón de pepinos
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Hace mucho, mucho tiempo, vivía en un río de Japón un kappa, una especie de diablillo con aspecto de tortuga. Como los niños le tenían miedo, nunca se acercaban demasiado al agua. Sus padres estaban tranquilos porque así se mantenían a salvo. Sin embargo, a raíz de eso, el kappa no tenía nada que comer, así que, como tenía un apetito monstruoso, un día decidió zamparse toda la cosecha de pepinos de la región. Al día siguiente, a Akira se le ocurrió recubrir los pepinos con salsa de guindilla. El kappa, que no sospechaba nada, se los comió todos. ¡Oh, no! ¡Sentía como si tuviera la boca en llamas! El kappa se sumergió en el agua para calmar los ardores. A Akira le supo mal la jugarreta y se apiadó de él. Al día siguiente, echó unos cuantos pepinos sin guindilla al río para que los pudiera comer. Desde ese día, los japoneses han continuado esta tradición y, a día de hoy, los kappa siguen ahuyentando a los niños para que no se caigan al agua, pero sin atemorizarlos». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
El Rey Mono
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Hace muchos, muchos años, en la antigua China, una roca mágica se resquebrajó y dio a luz a un mono tan fuerte que fue conocido como el Rey Mono. Un día, el Rey Mono decidió partir en un viaje en busca de la inmortalidad. Al poco, se encontró con un gran maestro y este lo aceptó como discípulo. El Rey Mono demostró tener mucho talento y rápidamente desarrolló superpoderes: aprendió a trepar por las nubes, a transformarse, a correr más rápido que los meteoritos, etc. Sin embargo, tenía un humor de perros y era un auténtico fanfarrón, así que el maestro terminó por echarle. No contento con ello, el Rey Mono continuó con sus fechorías. Un día, incluso le robó el bastón mágico a un dragón y cogió sin permiso los Melocotones de la Inmortalidad. Como resultado, el Rey Mono fue encarcelado bajo una montaña. Cinco siglos más tarde, un monje quiso dirigirse hacia el Oeste en busca de un manuscrito sagrado y se puso a buscar el más fuerte de los compañeros para que le acompañara en su viaje. ¿Quién podía ser mejor acompañante que el Rey Mono? Gracias al monje, nuestro amigo fue liberado y tuvo una segunda oportunidad para volverse más sabio». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
El unicornio de la luna llena
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "Había una vez un rey que era muy querido por todo su pueblo. Un día, cayó muy enfermo. Por desgracia, ninguno de los médicos del reino pudo encontrar una cura para su maltrecho corazón. El rey estaba desesperado. Una noche de luna llena, mientras caminaba por el Bosque de las Maravillas, un unicornio que llevaba una corona de diamantes apareció cerca de un manantial. De repente, el rey recordó que solo el cuerno de un unicornio podía curarle. De inmediato trató de capturarlo, pero el unicornio desapareció. En ese instante, una joven salió del agua, sonriendo. El rey se acercó a ella y se enamoraron al instante. Y, como por arte de magia, el corazón del rey se curó. Se casaron al día siguiente. Cuenta la leyenda que, cada vez que hay luna llena, en la frente de la reina se observa un pequeño bulto con forma de espiral". Tempo cierra el libro de hechizos. Flik y Flak se quedaron dormidos...
Las hadas del prado encantado
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "Tres pequeñas hadas estaban jugando en el prado encantado. Cada vez que hablaban, de sus bocas salían flores y mariposas multicolores. Una noche, después de ser arrastradas por una tormenta, se encontraron en el reino de Noctus, el Señor de las Tinieblas. Molesto, porque perturbaron su sueño, Noctus las ahuyentó. Las hadas huyeron tan rápido como pudieron. "¡Eso estuvo cerca!", gritaron al unísono. ¡Qué horror! De sus bocas salían sapos. Noctus las había hechizado. Para ayudarlas, la Estrella de la pradera giró, bañando a las hadas con polvo dorado. "¡Oh!", gritaron. Ahora, de sus bocas salían flores y mariposas brillantes. Las hadas prometieron no salirse de nuevo del prado encantado. Y nunca volvieron a ver a Noctus". Tempo cierra el libro de hechizos. Flik y Flak se quedaron dormidos...
Dino y Zaurus
Tempo, el viejo hechicero, se sienta cerca de Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Hace mucho, mucho tiempo, el mundo estaba formado por un solo continente. En aquella época, vivían dos dinosaurios inseparables, Dino y Zaurus. Un día, mientras jugaban en el bosque, se encontraron con Tyranno, su peor enemigo, un dinosaurio con grandes mandíbulas y zarpas desgarradoras. Dino y Zaurus empezaron a correr, pero Tyranno era más rápido. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alcanzarlos, un enorme estruendo los ensordeció. La tierra tembló y el suelo se partió en dos. Dino dio un gran salto y pudo cruzar la grieta, pero el pobre Zaurus se quedó en el lado de Tyranno: un gigantesco abismo separaba ahora a los dos amigos. Por suerte, Dino tuvo una idea: extendió su cola hacia Zaurus para que pudiera agarrarse de ella y saltar. ¡Y así lo hizo! Tyranno, furioso, observó cómo los dos dinosaurios se alejaban cada vez más (la deriva continental los separaba a gran velocidad). ¡Qué suerte que nuestros dos amigos pudieran reunirse de nuevo!». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
El increíble monstruo Nessie
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Cuenta la leyenda que en Escocia vivía un monstruo dentro del Lago Ness. “¡Parece una serpiente marina!”, afirmaban unos. “¡Es como un dragón!”, decían otros. Un día, el pequeño Scotty se preparaba para ir a visitar a su abuela, que vivía al otro lado del lago. Estaba bastante preocupado por todo lo que había oído del monstruo, pero aun así, decidió zarpar en su bote. Scotty estaba remando furiosamente cuando el tiempo cambió de repente. La niebla empezó a encapotar el cielo sobre el lago y sus alrededores. De pronto, una extraña criatura con bultos en el cuello se irguió ante el tembloroso Scotty. “No tengas miedo, soy Nessie y conozco este lago como la palma de mi aleta. ¡Yo te guiaré!”. Scotty, viendo que Nessie se deslizaba por el agua con facilidad, decidió confiar en él y lo siguió. “¡Ya hemos llegado!”, sonrió Nessie. “Gracias”, contestó Scotty al ver las luces de la orilla. Pero Nessie ya había vuelto a desparecer en las misteriosas aguas del lago Ness…». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Dos golpes de varita mágica
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "Era un gran día en el reino. La reina había dado a luz a una hermosa princesa. Dos hadas debían lanzar un hechizo sobre la cuna de la niña antes del anochecer, o de lo contrario, la princesa sufriría una terrible maldición. El hada Lila agitó su varita mágica sobre la cuna y dijo las palabras mágicas: "¡Que tengas la vida más maravillosa!". La princesa fue rodeada por destellos. Después era el turno al hada Zoe, pero llegó tarde porque una de sus alas estaba lastimada. El tiempo se agotaba y la reina estaba muy preocupada. Afortunadamente, el hada Zoe llegó justo antes de que desapareciera el último rayo del sol. "¡Que... tengas... la vida más maravillosa!", gritó sin aliento, agitando su varita mágica. Un ramo de estrellas salió disparado de ella. Por suerte, la princesa recibió la protección de las hadas justo a tiempo". Tempo cierra el libro de hechizos. Flik y Flak se quedaron dormidos...
La historia de dos caballeros
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "En la Edad Media, vivía un señor muy rico en un magnífico castillo. Nicolás y su hermana gemela Nicolasa vivían cerca, y el señor, que los observaba desde su torreón, los veía a menudo montar a caballo, cazar con ballesta y manejar lanzas y garrotes sin vacilar. Quedó tan impresionado que nombró caballero a Nicolás. A Nicolasa le hubiera gustado ser caballero también, pero en aquella época no se permitía que las chicas usaran armas. Poco después, el señor fue atacado por unos bandidos. Nicolasa tomó su honda y disparó una andanada de piedras hacia ellos. Asustados, los bandidos huyeron. ¡Qué valiente! El señor llamó a la muchacha al castillo y le entregó una cota de malla, un escudo y una espada de plata mientras celebraba una gran ceremonia. Y así Nicolasa se convirtió en la primera mujer caballero". Tempo cierra el libro de hechizos. Flik y Flak se quedaron dormidos...
Billy, el pequeño vaquero
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "En las llanuras del Salvaje Oeste, Billy ayudaba a su padre en el rancho y vigilaba el ganado montado a caballo. Mañana participaría por primera vez en un rodeo con Jumper, su caballo de pura sangre. Por desgracia, su caballo había desaparecido. Afortunadamente, Nube Pequeña, su amigo sioux, acudió a su rescate. Nube Pequeña se arrodilló y acercó el oído en el suelo. "¡Oigo galopes por allí, a la derecha!” Billy y Nube Pequeña fueron hacia donde se escuchaba el sonido, y encontraron a Jumper, con las riendas atrapadas en un cactus. Billy lo liberó. Al día siguiente, el chico se puso sus botas de vaquero, tomó su lazo y fue a despertar a su caballo. "¿Listo para el rodeo, Jumper?” El pura sangre se encabritó con orgullo. Jumper estaba listo". Tempo cierra el libro de hechizos. Flik y Flak se quedaron dormidos...
En la tierra de los vikingos
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak y abre su libro de hechizos. «Había una vez una aldea vikinga en el norte de Escandinavia en la que reinaba un gran alboroto. Los hombres se agolpaban alrededor de Gokstad, el espléndido drakkar negro. Uno de ellos, Karl, se encaramó a una rama de abeto y se dispuso a observar a los marineros mientras partían en la expedición. Hacía tanto frío que sus voces se desvanecían en el viento helado. De repente, los vikingos se dieron cuenta: ¡la piedra del sol había desaparecido! Sin este cristal mágico que utilizaban como brújula, se perderían en el mar y no podrían traer de vuelta las provisiones y el tesoro. Karl se concentró hasta atisbar un extraño parpadeo: ¡la piedra solar estaba en el nido de una urraca! Fue a recuperarla y así pudo devolvérsela a Olav, el jefe de los vikingos. Para agradecérselo, Olav le ofreció a Karl un magnífico casco con cuernos y le prometió que pronto podría navegar en el imponente drakkar negro». Tempo cierra el libro de hechizos justo a tiempo para ver cómo Flik y Flak se han quedado plácidamente dormidos...
Duel between the sorcerer and the mage
Tempo, el viejo hechicero, se sienta junto a Flik y Flak con su libro de hechizos. "En tiempos remotos, la vida era pacífica en el bosque encantado. Pero el terror reinaba desde la llegada del Mago Oscuro. El malvado mago lanzaba hechizos a cualquiera que se aventurara en el bosque, así que los elfos y los goblins habían huido. Un buen hechicero decidió ayudarlos. Se adentró en el bosque oscuro y desafió al Mago Oscuro a un duelo. Utilizó su cetro para neutralizar todos los hechizos del Mago Oscuro y, abriendo su libro de hechizos, dijo las palabras mágicas para transformar al Mago Oscuro en un árbol. Por desgracia, el Mago Oscuro tuvo tiempo de lanzar un último hechizo sobre el hechicero bueno, quien ahora se encuentra preso entre las páginas de su libro de hechizos". "¿Tú eres el hechicero bueno, Tempo?", preguntaron Flik y Flak. Tempo cerró el libro de hechizos y guiño un ojo...






